martes, 11 de mayo de 2010

'Yojimbo' y 'Last man standing', del Japón de los samurais a la frontera con Méjico.

Corre el año 1860, un samurai que se llama a si mismo Kuwabatake (campo de moreras), de nombre Sanjuro (el que tiene 30 años) llega a un pequeño pueblo en el que dos bandos rivales mantienen divididos a sus habitantes. Con el objetivo de conseguir un dinero fácil como mercenario, Sanjuro comenzara a trabajar para las dos bandas, engañándolas a ambas hasta hacer que ambos grupos se maten entre ellos.


Ley seca en Estados Unidos. La frontera con Méjico. Un fugitivo que se identifica a si mismo como John Smith llega al solitario pueblo de Jericho y comienza a enemistar a las dos bandas que lo controlan, hasta acabar con todos ellos.


La primera historia corresponde a Yojimbo (Id. 1961) de Akira Kurosawa protagonizada por Toshiro Mifune y Tatsuya Nakadai, la segunda a su remake estadounidense, Last man standing (Id. 1996) de Walter Hill, con Bruce Willis y Christopher Walken. Dos películas extremadamente similares pero con ciertas diferencias fundamentales que desequilibraran la balanza de forma incuestionable hacia el filme original. Sergio Leone dirigió también un remake de forma oficiosa (es decir que no pago los derechos de autor correspondientes) que le costo los consabidos problemas legales. Esta película se llamó Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964) e iniciaría la conocida en España como Trilogía del Dólar pero, dada su libre interpretación del guión original y su calificación de no-oficial la dejaremos apartada hasta otro día. Centrémonos pues, en los dos filmes que nos ocupan.


En Yojimbo, cuando Sanjuro llega al pueblo, dos bandas lo dominan, y como dice el viejo posadero que lo acoge y repetirá, mas o menos con las mismas palabras, el Marshall que llega a pueblo en Last man standing: “no se puede evitar que haya un jefe en la ciudad, pero que haya dos es un desastre”. Aquí se plantea la primera diferencia entre ambos filmes, mientras que en el de Kurosawa es el pueblo, representado en la figura del posadero, el que le pide al protagonista que se vaya lo antes posible sabedor de que si se queda se producirá un incremento de la violencia, en la película de Hill, el pueblo permanece resignado ante la violencia que les rodea y son los matones de una de las bandas los que intentan echar al protagonista de la ciudad. Esto tiene su importancia, pues dada la indiferencia de los habitantes de Jericho, resulta difícil de creer el cambio que darán algunos de ellos ayudando a Smith en la última parte de la película, cambio que en la película de Kurosawa, no resulta tan llamativo. Pues, aunque en principio rechacen a Sanjuro, tienen un deseo claro de acabar con la violencia en el pueblo, deseo que ve incrementadas sus probabilidades de éxito conforme el samurai comienza con sus actividades entre ambas bandas, hecho que inclinara la balanza y hará que algunos habitantes acaben prestándole su ayuda.


La naturaleza de las bandas es también diferente en ambos filmes, mientras que en Yojimbo, una banda ha salido de la otra mediante la deserción de uno de sus miembros, en Last man standing una banda esta formada por gangsters americanos y la otra por la mafia italiana venida de Chicago. Este es, sin embargo, el primer gran acierto del filme de Walter Hill, la mezcla de dos géneros como son el cine de Gangsters y el Western (genero que ya puede verse, aunque de forma encubierta, en Yojimbo) en una misma película da un resultado inesperado pero positivo, que conjuga muy bien con el tono de la película. A pesar de esta pequeña diferencia, las bandas en ambos filmes están formadas por casi los mismos personajes y es precisamente, al salir de las bandas e introducirnos en el microcosmos formado por el resto de habitantes del pueblo cuando podemos apreciar las mayores diferencias entre ambas propuestas. Para empezar en el filme de Akira Kurosawa, una de los grupos rivales esta apoyado por el fabricante de seda y el otro por el productor de cerveza en otro ejemplo de la implicación de los ciudadanos en el devenir de su pueblo, cosa que no ocurre en el remake de Walter Hill.


El posadero es sin duda uno de los personajes con más peso en ambos filmes. Aunque mientras que en Yojimbo hace las veces de centro moral e inamovible sobre el que orbitan los demás personajes, sin verse afectado por la acción, hasta el momento en el que él mismo decide tomar partido, en Last man standing, este personaje posee un desarrollo algo errático que le resta credibilidad, siendo un pobre loco al principio del filme y un personaje mucho mas sensato y cuerdo al final cuando se propone ayudar a Smith. El funerario por su parte, centro de la envidia del cantinero de Yojimbo, sufre también una disolución en sus características esenciales y en su aportación a la historia de un filme a otro. En la película de 1961 es un personaje cobarde que se aprovecha de la situación haciendo negocio fabricando ataúdes hasta el momento en el que deja de tener trabajo, pues, como él mismo dice: “cuando una pelea crece tanto, ya no les importan los ataúdes”. En su versión de 1996, queda reducido a un par de escenas, algo cómicas en las que saluda al protagonista desde el otro lado del cristal de su negocio, agradeciéndole el incremento de muertes acaecido desde su llegada. El sheriff es quizás el personaje más distinto entre ambas versiones. En la de Kurosawa es un hombre loco, que se balancea entre una banda y otra, haciendo de mascota de ambas, intentando ganar algo de dinero, rapiñando como un buitre los restos del enfrentamiento. En el filme de Hill, el sheriff es un hombre cuerdo, que hace tiempo que se vendió a la corrupción de la ciudad pero que en ultimo momento encuentra una salida ayudando a Smith aunque siempre desde una posición algo alejada, y en gran parte empujado por la situación y no debido a un impulso moral propio.


Muy diferente es también el papel de las mujeres en ambos filmes. En Yojimbo la mujer del jefe de una de las bandas es una fémina manipuladora y cruel que tiene bajo su mando a su marido y mediante él a toda la banda. En momentos de enfrentamiento, azuza a los sicarios con un palo para que combatan con el enemigo. En la película de 1996 todas las mujeres giran en torno al personaje de Bruce Willis no teniendo razón de ser en el guión si no es por y para él. Siguiendo uno de los tópicos del cine de acción norteamericano de los años 90, el sheriff le dice a Smith en un momento de la película: “Creo que adivine tu debilidad. Cuando fracases será por una mujer”. Las mujeres aquí se convierten en mero elemento decorativo y algo demagógico sin ningún poder real sobre la trama, incluso la mujer a la que Sanjuro/Smith salva, cambia su función de un filme a otro. Aunque ambos rescates ocurren de la misma forma, a ambas mujeres les da el dinero conseguido de su mismo captor, y a ambas las incita para que huyan; la mujer salvada por Sanjuro constituye el primer elemento de cambio en el comportamiento del protagonista que nos hace dudar de si su verdadero objetivo es conseguir dinero fácil o combatir la injusticia, en la medida en que, una vez salvada, la reúne con su marido y su hijo para que huyan juntos. En Last man standing, por el contrario, queda la sospecha, bastante fundada de que el protagonista salva a la mujer por un simple (y algo platónico) interés romántico.


Los únicos personajes, pues, que permanecen fieles de un filme a otro son el protagonista, y el experto mercenario que trabaja para una de las bandas y que resultara ser la única amenaza real que tendrá que afrontar Sanjuro/Smith. A este respecto, es justo resaltar, la interpretación de Christopher Walken como Hickey en el filme de Walter Hill, siendo los momentos que este comparte con Willis de lo mejor de la cinta (cf. el primer encuentro entre Smith y Hickey). Asimismo, Hill sabe construir una intriga y un misterio sobre la figura de Hickey antes de su primera aparición, que estaban ausentes en el filme de Kurosawa.


Contemplado en su conjunto, el plantel protagonista de Yojimbo esta formado por una serie de personajes, algo tópicos y someramente dibujados sobre el papel, pero que sin embargo, dotan al filme de una vida de la que carece su descendiente, el cual esta sustentado únicamente por los personajes de Bruce Willis y Christopher Walken, quedando el resto del reparto a una altura muy inferior, en parte debido a la pobre interpretación de este y en parte debido al escaso trabajo realizado sobre este aspecto en el guión. La resumida pero acertada descripción de los personajes en Yojimbo, se convierte en una falta de definición en la cinta de Walter Hill.


Otro elemento que se hecha en falta en la versión de 1996 es el sentido del humor que Akira Kurosawa sabe imprimir en su película. Uno de los mejores momentos del filme a este respecto es cuando las dos bandas, a punto de enfrentarse, avanzan y retroceden a lo largo de la calle, amagando pero sin atreverse a atacar, mientras Sanjuro, instigador del enfrentamiento, lo contempla todo desde una atalaya. El no-enfrentamiento concluye con el aviso de llegada de un inspector de policía al pueblo, con lo que sendos jefes dan ordenes a sus subordinados para que se escondan y hagan parecer a la ciudad, una localidad corriente y respetable. Otra escena con gran sentido del humor, es la que acontece en la cantina una vez se ha ido el inspector, cuando la mujer de uno de los jefes y el hermano del otro discuten por ver quien invita a beber a Sanjuro y así estrecha lazos con él. No es que Last man standing carezca de humor (cf. la escena de sexo con la prostituta charlatana) pero son pequeñas dosis distribuidas en escenas concretas en contraposición con el aire de comedia que sobrevuela constantemente la cinta de Kurosawa.


Las escenas de acción, son sin duda otro punto a favor de Yojimbo, Akira Kurosawa, claramente mejor director que Walter Hill, rueda las escenas de acción con un pulso y una moderación de la que carece Hill que, nuevamente acosado por el cine de acción de los 90 nos presenta unos enfrentamientos rápidos y carentes de ritmo, basados en ver quien vacía antes el cargador. Baste como ejemplo la escena del local en llamas y la masacre que acontece a manos de una de las bandas. Mientras que en Yojimbo se convierte en una de las escenas más intensas de la película dando por finalizado el enfrentamiento entre ambas facciones, en Last man standing vemos una escena de poco mas de dos minutos, filmada con unas molestas superposiciones de planos y cuyo único interés consiste en ver cuerpos quemándose mientras son agujereados a balazos.


Sin duda Last man standing tiene algunos aciertos como son la elección mas que acertada de Bruce Willis y de Christopher Walken como protagonistas del filme, una correcta utilización de las luces y las sombras, el ambiente de western en el que tiene lugar la acción, y la incertidumbre en la que mantiene al espectador, al no ser consciente, durante buena parte del filme, de los tejemanejes que se lleva entre manos John Smith. En el filme de Kurosawa, esta incertidumbre es cortada antes incluso de empezar, cuando Sanjuro, nada mas llegar al pueblo, le cuenta al posadero sus planes. Lamentablemente, todos estos elementos no compensan en la película de Hill la innecesaria y molesta voz en off del protagonista que se dedica a contar durante toda la película lo mismo que el espectador esta viendo en pantalla.


El de Kurosawa es un filme sobre la bajeza humana, la justicia, el honor, la corrupción en el poder y sobre como las personas más simples son generalmente, las más humanas. Estos elementos se ven difuminados (entre una ingente cantidad de disparos) en el filme de Hill, debido en parte a la pobre adaptación de guión y en parte también a la conformista y poco personal realización de su director. Quizás si Walter Hill hubiera realizado más cambios en el guión hubiera conseguido un proyecto más personal sobre el que aportar su indudable talento cinematográfico, sin embargo, su película resulta una adaptación casi calcada que de hecho elimina algunos de los aciertos del guión original. Viendo la calidad del filme original, esta adaptación, pues se presenta totalmente innecesaria. En todo caso, es grande el riesgo que corrió Walter Hill realizando un remake de una película de Akira Kurosawa, y más aun, siendo esta una de las más conocidas del director japonés. Aunque innecesaria, no quiere decir esto que Last man standing sea una mala película, que no lo es. Tratándola desde el contexto al que se adscribe, es una entretenida película de acción que probablemente se hubiera mirado con otros ojos de no arrastrar el lastre que supone el excelente filme del que es copia. El mayor merito atribuible al filme de Walter Hill es probablemente el hecho de que su película lleve a los espectadores (como hizo conmigo) hasta la película original, y les haga disfrutar así de una de las piezas clásicas del cine del japonés. Y si con este texto, un servidor ha conseguido lo mismo, este blog tendrá una razón de ser.

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