lunes, 10 de mayo de 2021

Crítica: Jupiter's Legacy. Temporada 1. Steven S. DeKnight

Si quieres leer la reseña del cómic de Mark Millar y Frank Quitely en que está basada la serie de televisión puedes hacerlo aquí

Cada vez queda más claro que tenemos que sustituir la expresión cine de superhéroes por la de cine con superhéroes. Entender el cine o la televisión protagonizado por personajes con mallas y superpoderes como género cinematográfico supone atribuirle una serie de características argumentales, de tono y de estilo comunes y compartidas por todas las películas adscritas al mismo. Esto puede ser relativamente sencillo cuando hablamos de Los Vengadores, Iron Man o El Hombre de Acero, y digo relativamente, pero sin duda es más complejo si pretendemos meter en el mismo saco a las mencionadas junto a productos como Umbrella Academy o El protegido, que poco tienen que ver. En su medio origignal, el cómic, hace ya años que se asume que los superhéroes no son sino el decorado de la historia que se está contando, y que con un personaje en mallas en la portada se puede contar literalmente cualquier tipo de historia. Esta idea está permeando poco a poco al mundo del cine y la televisión y el siguiente paso ahora es que el público reconozca este hecho. Jupiter’s Legacy es un claro ejemplo de esta idea, pues más que nunca no es una historia de superhéroes, sino una historia con superhéroes. 


Jupiter’s Legacy es la adaptación para Netflix del cómic homónimo de Mark Millar y Frank Quitely. Quien conozca el trabajo de Millar por sus adaptaciones previas al cine —Kick-Ass, Wanted, Kingsman— reconocerá una serie de elementos comunes en su obra: violencia extrema, lenguaje malsonante y una cierta irreverencia gamberra con la que impregna todos sus trabajos, entre otros. Con este curriculum y viendo las fotos promocionales, uno esperaría ver una versión para Netflix de The Boys. Nada más lejos de la realidad. Hay dos elementos de Jupiter’s Legacy, el cómic que no tienen fácil traslación al formato televisivo. El primero la espectacularidad visual. Frank Quitely es uno de los mejores dibujantes de la industria y tiene un estilo muy particular detalladísimo y con una expresividad única. Un estilo imposible de existir fuera de las viñetas. Por otro lado la duración. A pesar de contar con una serie precuela —Jupiter’s Circle, de la que también toma elementos la serie de televisión— la serie original tiene por el momento diez números publicados, aunque se ha anunciado un tercer volumen a publicar este mismo año con doce más. Insuficientes para llevar a cabo una serie de televisión de varias temporadas con interés continuado en el tiempo. Steven S. DeKnight, responsable de trasladar a imagen real el cómic —aunque hacia el final de la producción abandonó el barco por las consabidas diferencias creativas siendo sustituido por Sang Kyu Kim— y consciente de estos dos handicaps decide llevarse la serie a su terreno y expandir aquello que en el cómic se apuntaba pero no llegaba a desarrollarse en profundidad, el drama familiar de los personajes. Pero ¿de qué va Jupiter’s Legacy


La serie está centrada en la comunidad superheroica existente en el mundo, formada por dos únicas generaciones de héroes. La primera, que obtuvo sus poderes tras una larga búsqueda y todo un viaje iniciático en la década de los años 30 y que literalmente inventaron el concepto de superhéroe, estableciendo un Código de actuación y un supergrupo del que todos forman parte. Y la segunda formada por sus descendientes, seres ya nacidos con grandes poderes y la fama de ser hijos de sus padres, que no han voluntariamente la vida heroica, y que hacen uso de sus dones de diferentes formas. Desde quien aspira a convertirse en un icono como lo fuera su padre durante años, hasta quien utiliza la fama para ganar millones rodando anuncios de televisión y gastándose el dinero en fiestas, drogas y alcohol cual estrella del rock desfasada. Con estos mimbres, el cómic de Millar/Quitely tiene un ritmo mucho más ágil, movido siempre por la acción y la espectacularidad, y avanzando de un momento épico al siguiente sin profundizar demasiado en los personajes y sus motivaciones. La serie de Netflix por el contrario tiene un ritmo mucho más pausado, deteniéndose en los personajes y dejando el tema superhéroico como un elemento secundario lo que supone una elección tremendamente acertada. Hablamos de una serie protagonizada por personajes con poderes inimaginables, y por supuesto que hay acción, y cuando llega es de forma espectacular y épica, pero no es el centro de la trama. Lo que de verdad importa en Jupiter’s Legacy es el enfrentamiento ideológico entre las distintas generaciones de superhéroes y cómo eso afecta al entorno familiar y social que comparten y al mundo en el que viven, algo que por otro lado, solo empieza a intuirse hacia el final de la serie, dejando su desarrollo para futuras temporadas. Para hacerse una idea del ritmo que lleva la serie, y aunque la adaptación es libre, la primera temporada equivale aproximadamente a los dos primeros números del cómic. 


La serie cuenta su historia a través de dos líneas temporales paralelas. La primera, en los años 30 cuenta el viaje que hicieron los seis superhéroes originales para obtener sus poderes, una trama de exploración con un sabor muy clásico. La segunda, en el presente, va desvelando poco a poco la trama de fondo de la serie conforme pone el foco en los enfrentamientos existentes dentro de la comunidad superheróica. Ambas líneas son completamente diferentes en tono y estilo y se complementan a la perfección aportando a la producción dos facetas igualmente interesantes. La decisión de utilizar a los mismos actores para ambos momentos temporales da consistencia a la producción aunque es la causa de algunos maquillajes en el momento presente quizás algo pobres. La serie es una adaptación libre del cómic que por momentos parece alejarse del guión de las viñetas para acercarse de nuevo más adelante. De continuar con las mismas líneas generales, las próximas temporadas prometen expandir la trama hasta niveles pocas veces vistos en la televisión con superhéroes. La serie está protagonizada por Josh Duhamel, Ben Daniels, Leslie Bibb, Andrew Horton, Elena Kampouris y Matt Lanter entre otros y los capítulos dirigidos por Charlote BrändStröm, Christopher J. Byrne, Steven S. DeKnight y Marc Jobst y desde el 7 de mayo pueden disfrutarse sus ocho capítulos en Netflix.

lunes, 3 de mayo de 2021

Crítica. Sin remordimientos de Tom Clancy. Stefano Sollima

El hecho de que el nombre del escritor original de la novela en la que se basa la película aparezca en el título de la misma dice muy poco de la fe que tenían los ejecutivos de Paramount —productora original del film que acabó comprando Amazon para incluir en el catálogo de su plataforma— en que la película atrajese al público por sí sola. En el mundo del entretenimiento actual en que si un producto no pertenece a una franquicia, saga o serie queda inmediatamente diez niveles por debajo del radar, dejar claro que una película está incluida en un universo mayor sin duda le da mayor entidad de cara a la taquilla —o a las suscripciones—. Dónde ha quedado el tiempo en que una película podía estrenarse por el mero valor de la producción en sí y no por los títulos asociados a ella. En cualquier caso, en esta ocasión el nombre de Tom Clancy aparece aquí bien grande como parte del título de la cinta con la esperanza de atraer más espectadores lo que, de funcionar, no dejaría de ser irónico dado que encontrar hoy día novelas publicadas y disponibles de Clancy es casi un trabajo de arqueología. Sería interesante averiguar cuántas de las personas que vean la película atraídas por el nombre del escritor conocen realmente su trabajo, pero esto es también un debate para otro día. 

Volviendo al tema que nos ocupa, Sin remordimientos (Without Remorse, 2021, Stefano Sollima) no es sino la enésima adaptación de una novela de Clancy al cine. Las adaptaciones de novelas anteriores han sufrido diversos grados de éxito, pero siempre han estado presentes en la cartelera a lo largo de los años. Desde 1990 hasta la actualidad son cinco las películas protagonizadas por Jack Ryan que se han estrenado, interpretado este por cuatro actores diferentes, Alec Baldwin, Harrison Ford, Ben Affleck y Chris Pine, cinco si contamos a John Krasinski, actual rostro de Ryan en la serie emitida por Amazon Prime. Sin embargo, a pesar del número de intentos y de los grandes nombres asociados a ellos, el personaje de Jack Ryan nunca ha alcanzado la fama que sí disfrutan otros agentes como James Bond o Ethan Hunt. Quizá esa haya sido la razón de trasladar en esta ocasión el protagonismo a un personaje que en las anteriores iteraciones no había pasado de secundario, John Clark, lo que permite por otro lado, al pasar de un analista de la CIA como era Ryan a un agente de campo como es Clark, virar la franquicia un poco más hacia la acción. 


Independientemente de lo que esta película signifique para el universo fílmico de Tom Clancy, desnudándola de todo esto que en el fondo no deja de ser accesorio, lo que Sin remordimientos acaba siendo es un thriller de acción y espionaje más que solvente. No obstante el responsable de traspasar al guión la novela original en una adaptación más que libre de la misma ha sido Taylor Sheridan, uno de los guionistas más interesantes del panorama actual. El guión no alcanza el nivel de otros libretos suyos más personales como el de Comanchería (Hell or high water, 2016, David Mackenzie), Sicario (Id, 2015, Denis Villeneuve) o Sicario: el día del soldado (Sicario: Day of the soldado, 2018, Sollima) y esto posiblemente tenga mucho que ver con las restricciones con las que se haya encontrado al abordar un producto de franquicia como este. Pero pese a esto, y al evidente giro hacia la acción que se pretende imprimir a la saga, Sheridan logra construir con muy pocos elementos una trama política, ya vista eso sí, pero que aporta un cierto peso a la película ofreciendo al espectador algo más que escenas de acción bien rodadas. Sheridan y Sollima, de nuevo juntos, logran un buen equilibrio entre una acción de cuidada coreografía y una trama de traiciones y conspiraciones políticas que apuntala las escenas de acción sobre una base sólida. No resulta un éxito rotundo en ninguna de sus dos facetas, ni en la categoría de película de venganza donde otras como la saga John Wick o Venganza le quedan muy lejos ni en la de thriller de acción político donde las mencionadas Sicario son claramente superiores, pero en ese terreno medio tan disputado en los últimos años por las plataformas de streaming queda entre las primeras posiciones. 


Gran parte del éxito se debe también a Michael B. Jordan, encargado de interpretar al agente protagonista y que lleva camino de convertirse en uno de los actores de acción más solventes de su generación. Es más que capaz de llevar a cabo las abundantes escenas de acción y también de sostener con dignidad la parte dramática del film haciendo que escenas de una sencillez pasmosa por lo obvio de las mismas —no hablemos de la mujer de Clark y de su función en la trama— no desentonen dentro de la película y acaben encajando en el metraje sin complicaciones. No hay duda de que la película tiene la intención de iniciar una nueva etapa dentro de la larga franquicia de películas de Tom Clancy —ojo, escena postcreditos— y habrá que dar tiempo para descubrir si es capaz de levantar un proyecto semejante, pero por el momento el camino está iniciado, y viendo que la serie de televisión de Jack Ryan tiene ya una tercera temporada confirmada parece que el interés existe en el público.


Sin remordimientos de Tom Clancy puede verse desde el 30 de abril en Amazon Prime Video.