Volviendo al tema que nos ocupa, Sin remordimientos (Without Remorse, 2021, Stefano Sollima) no es sino la enésima adaptación de una novela de Clancy al cine. Las adaptaciones de novelas anteriores han sufrido diversos grados de éxito, pero siempre han estado presentes en la cartelera a lo largo de los años. Desde 1990 hasta la actualidad son cinco las películas protagonizadas por Jack Ryan que se han estrenado, interpretado este por cuatro actores diferentes, Alec Baldwin, Harrison Ford, Ben Affleck y Chris Pine, cinco si contamos a John Krasinski, actual rostro de Ryan en la serie emitida por Amazon Prime. Sin embargo, a pesar del número de intentos y de los grandes nombres asociados a ellos, el personaje de Jack Ryan nunca ha alcanzado la fama que sí disfrutan otros agentes como James Bond o Ethan Hunt. Quizá esa haya sido la razón de trasladar en esta ocasión el protagonismo a un personaje que en las anteriores iteraciones no había pasado de secundario, John Clark, lo que permite por otro lado, al pasar de un analista de la CIA como era Ryan a un agente de campo como es Clark, virar la franquicia un poco más hacia la acción.
Independientemente de lo que esta película signifique para el universo fílmico de Tom Clancy, desnudándola de todo esto que en el fondo no deja de ser accesorio, lo que Sin remordimientos acaba siendo es un thriller de acción y espionaje más que solvente. No obstante el responsable de traspasar al guión la novela original en una adaptación más que libre de la misma ha sido Taylor Sheridan, uno de los guionistas más interesantes del panorama actual. El guión no alcanza el nivel de otros libretos suyos más personales como el de Comanchería (Hell or high water, 2016, David Mackenzie), Sicario (Id, 2015, Denis Villeneuve) o Sicario: el día del soldado (Sicario: Day of the soldado, 2018, Sollima) y esto posiblemente tenga mucho que ver con las restricciones con las que se haya encontrado al abordar un producto de franquicia como este. Pero pese a esto, y al evidente giro hacia la acción que se pretende imprimir a la saga, Sheridan logra construir con muy pocos elementos una trama política, ya vista eso sí, pero que aporta un cierto peso a la película ofreciendo al espectador algo más que escenas de acción bien rodadas. Sheridan y Sollima, de nuevo juntos, logran un buen equilibrio entre una acción de cuidada coreografía y una trama de traiciones y conspiraciones políticas que apuntala las escenas de acción sobre una base sólida. No resulta un éxito rotundo en ninguna de sus dos facetas, ni en la categoría de película de venganza donde otras como la saga John Wick o Venganza le quedan muy lejos ni en la de thriller de acción político donde las mencionadas Sicario son claramente superiores, pero en ese terreno medio tan disputado en los últimos años por las plataformas de streaming queda entre las primeras posiciones.
Gran parte del éxito se debe también a Michael B. Jordan, encargado de interpretar al agente protagonista y que lleva camino de convertirse en uno de los actores de acción más solventes de su generación. Es más que capaz de llevar a cabo las abundantes escenas de acción y también de sostener con dignidad la parte dramática del film haciendo que escenas de una sencillez pasmosa por lo obvio de las mismas —no hablemos de la mujer de Clark y de su función en la trama— no desentonen dentro de la película y acaben encajando en el metraje sin complicaciones. No hay duda de que la película tiene la intención de iniciar una nueva etapa dentro de la larga franquicia de películas de Tom Clancy —ojo, escena postcreditos— y habrá que dar tiempo para descubrir si es capaz de levantar un proyecto semejante, pero por el momento el camino está iniciado, y viendo que la serie de televisión de Jack Ryan tiene ya una tercera temporada confirmada parece que el interés existe en el público.
Sin remordimientos de Tom Clancy puede verse desde el 30 de abril en Amazon Prime Video.
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