miércoles, 1 de septiembre de 2010

'El clan de los irlandeses', una de gangsters con reparto de lujo.


Sean Penn, Gary Oldman, Ed Harris, Robin Wright (poco antes de añadir el Penn a su apellido), John C. Reilly y John Turturro. Música de Ennio Morricone. Película El clan de los irlandeses (entupido titulo español para State of grace, 1990).


Viendo la asombrosa lista de nombres que antecede, llama la atención enormemente el poco reconocimiento que tiene esta película, o mejor dicho desconocimiento, pues la crítica cinematográfica la ha tratado bastante bien a lo largo de los años, el problema es que la ha tratado poco.


Es curioso observar como esta película hizo las veces de trampolín para los actores que trabajaron en ella. Todos ellos, en mayor o menor medida alcanzarían una carrera destacable en Hollywood. Pero lo mas señalado es que mientras que la casi totalidad del reparto han tenido un futuro de éxito en el cine, su director, Phil Joanou apenas ha realizado media docena de películas en los últimos 20 años, la mayoría de ellas para televisión y sin ningún reconocimiento, aunque peor es el caso de Dennos McIntyre, su guionista, que murió varios meses antes de ver estrenado su único trabajo cinematográfico.

Hay que reconocer que, como tantas otras, El clan de los irlandeses no aporta nada nuevo al cine de gangsters, la historia está construida sobre lugares comunes y anegada de tópicos, especialmente sobre los irlandeses (bebedores, juerguistas y violentos), empero esto no impide que la película esté mas que correctamente realizada y el trabajo actoral sea (como era de esperar) perfecto sobre unos personajes bien construidos y coherentes. El clásico del policía que vuelve como infiltrado al barrio en el que se crió para hacer caer a sus antiguos compañeros sirve de base para construir las más de dos horas de drama criminal en las que no sobra ni falta ninguna escena.


Sin duda son los personajes –y las excelentes actuaciones de los actores- los que dotan de una vitalidad a la historia que no tendría de otro modo. Terry Noonan (Penn) es un policía atrapado entre diferentes lealtades, hacia el cuerpo de policía al que pertenece y su jefe Nick (Turturro), hacia sus antiguos amigos a los que tiene que meter entre rejas Jackie y Frankie Flannery (Oldman y Harris) y hacia la hermana de estos con la que antaño tuvo un romance que se reaviva en cuanto vuelven a verse, Kathleen (Wright). Noonan es uno de esos personajes torturados de los que tanto provecho a sacado Penn a lo largo de los años que pronto se verá atrapado en una caída libre de alcohol y violencia de la que difícilmente podrá salir. Por su parte Frankie es un matón de barrio que ha llegado a dirigir una organización criminal de mediano tamaño en Hell’s Kitchen formada principalmente por amigos y familiares. Frankie se esfuerza por aparentar mas de lo que realmente es, se ha mudado a Jersey y vive en una mansión alejado de los bajos fondos que dirige, viste de traje y se codea con importantes mafiosos de los que espera apoyo mientras estos lo manejan a su antojo, pero a pesar de todo sigue siendo un irlandés de barrio con una pistola en el cinturón -cf. la escena en la que Frankie reunido con un jefe mafioso italiano Borrelli (Joe Vieterelli) en un restaurante echa unas migas sobre la mesa y las arrastra hacia el suelo con la mano, a lo que el italiano le responde como si fuera un niño al que hay que reñir: “Frankie, no lo pongas todo perdido.” A lo que añade con un suspiro: “Estos chicos del West Side”-. El personaje de Gary Oldman, Jackie, es un irlandés loco y violento que se ha criado en el barrio y que no se detiene ante nada. Fue el mejor amigo de Terry y representa todo aquello en lo que este podría haberse convertido de haberse quedado en el barrio, razón por la cual, Terry intentará protegerlo y alejarlo del peligro. La forma en la que asesina a Cavello (Marco St. John) y a sus guardaespaldas, es sinónimo de la dejadez y abandono con los que pasa sus días. Finalmente Kathleen es una mujer fuerte y fría que hace tiempo se intento alejar de todo igual que Terry, solo que los lazos familiares le impidieron alejarse más allá de unas pocas manzanas. Cuando Terry vuelva y se reabra el viejo amor, se verá envuelta de nuevo en la violencia del barrio algo a lo que renunciará repetidas veces sin llegar a ser capaz de huir realmente. A medida que avanza la trama las relaciones entre todos ellos se irán envenenando, para acabar en un punto en el que todos ellos ocultan algo a los demás. Terry el hecho de que es un policía, Kathleen el conocimiento que tiene de la condición de infiltrado de Terry, Frankie el hecho de que se está dejando manipular por la mafia italiana hasta el punto de matar a uno de sus propios amigos, Stevie (John C. Reilly), a sangre fría, y Jackie oculta a Terry que ha matado a Cavello al que acusa de ser el asesino de Stevie. Todo ello llevará al enfrentamiento final entre Terry y la banda de Frankie en el bar, tiroteo rodado al ralentí de forma precisa alternado con las escenas del desfile de San Patricio que acontece en el exterior y con ciertas reminiscencias a Coppola. Es encomiable la manera en la que Joanou maneja la creciente tensión hasta llegar a este punto, incluyendo, a mitad de metraje, una magnifica escena en la que Frankie se reúne con Borelli en un restaurante, pero desconfiando de sus intenciones aposta a sus hombres con Jackie y Terry a la cabeza en un piso cercano con la orden de entrar al restaurante en el que se encuentran y acribillar a los italianos si Frankie no les llama a las dos. La tensión se crea en el momento en el que pasadas las dos, Borelli no deja a Frankie hacer la llamada aduciendo que es de mala educación y Terry intenta retrasar a Jackie y sus hombres en un intento desesperado de detener la carnicería. Después de 15 minutos de crescendo, justo en el momento en el que el tiroteo va a dar comienzo en el exterior del restaurante, Frankie aparece corriendo y abraza a Borelli, hecho que aborta el plan, haciendo que el espectador tenga que esperar hasta la escena final para ver estallar la tensión acumulada.


Es significativo el final de film, cuando justo después del tiroteo en el bar, Terry cae al suelo, aun vivo y la pantalla se funde a negro. La ausencia de epilogo, refuerza la idea de que lo importante en la película era la cruzada personal de Terry contra su pasado, su particular odisea acaba en el momento en el que rompe finalmente con todos los lazos que lo ataban al barrio. No existe futuro para él, y si lo hay no es importante. Todo aquello que podía interponerse ante el y su destino (la policía, Kathleen, Jackie) ha sido apartado convenientemente en los minutos anteriores al enfrentamiento.


Lamentablemente, el clan de los irlandeses se estrenó cinco días antes que Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990) de Martin Scorsese, de similar temática, mayor “prestigio” y mucha más publicidad, hecho que hizo que a la película de Joanou se le prestara mucha menos atención de la que hubiera requerido. A pesar del excelente trabajo del reparto, la correcta dirección y la evocativa música del maestro Morricone, la película no ha tenido la vida que se merecía sobreviviendo en emisiones de sábado por la tarde y en una pobre edición en DVD.

5 comentarios:

adrián esbilla dijo...

El artículo está francamente bien pero la pelícual me parece un bodrio supino. Afectado y con todos los peores vicios estéticos de su época.

Dr. Ender dijo...

Cuando comento la influencia que tuvo el estreno de Uno de los nuestros para el éxito de El clan de los irlandeses, me refiero con "prestigio" tanto al nombre de Scorsese firmando la película que obviamente le aporta una credibilidad per se que Joanou no puede aportar a su película, como a la mayor calidad indiscutible de la película del italoamericano. Sin embargo no es esta la única razón (de ingenuos sería afirmarlo) del relativo fracaso de la película. Hay que reconocer también -y su carrera lo confirma en cierta manera- que Phil Joanou no era un buen director, o quizás no el director adecuado para aquel proyecto. Aún así, dentro de las influencias y la (ya comentada) poca originalidad de su guión, se aprecian ciertas pinceladas que deberían haber impedido que la cinta cayera en el olvido de la manera en la que lo ha hecho.

De todos modos, creo que la dirección es adecuada aunque quizás no demasiado acertada en todo momento. Lo mejor de la película sin duda son las interpretaciones de sus protagonistas Sean Penn, Ed Harris, Gary Oldman (algo sobreactuado todo hay que decirlo) y Robin Wright (sobre la que siempre he sentido un ligera predilección).

Un saludo y gracias por los parabienes.

adrián esbilla dijo...

No si tener tiene buenas ideas (y Robin Wright Penn aporta su talento y una belleza que no es de este mundo)y además se remite de manera totalmente lícita a la tradición de las serie-b norteamericana. Su argumento, no por visto es menos jugoso, con la idea biena aprovechable del infiltrado que debe traicionar a sus amigos, pero está todo tan inflado tan rezumante de pretenciosidad y tan mal rodado que no me entra. Es el ejemplo perfecto de proyecto inflado al que la modestia le habría sentado mejor.
Por cierto que es un film que está adquiriendo cierto estatus de culto. Por ejemplo el excelente guionista Jason Aaron lo reivindica como uno de sus referentes para el magnífico cómic negro Scalped.

Dr. Ender dijo...

Bueno no podíamos coincidir en todo, aunque ya veo que sí en cuanto a la belleza de Robin Wright (Y ahora sí) Penn.
No tengo el gusto de conocer la obra de Jason Aaron -llevo un tiempo desconectado del mundo del comic-, pero me alegro del nuevo estatus de la película, ya empezaba a sospechar que nadie la conocía. Uno de mis pequeños placeres cbernéticos es reivindicar películas poco conocidas, y esta en concreto aún no me había topado con nadie que la conociera.

En otro orden de cosas a ver si puedo ver este fin de semana Centurion y la comentamos.

Anónimo dijo...

Gary oldman espectacular. Mi mantón favorito de todos, para mi ese papel es insuperable.